martes, 25 de agosto de 2009

Evangelización por Internet desde Asia

Asia, donde vive el 60% de la humanidad, es el continente con menos presencia católica, y en general cristiana, de todo el mundo. Se ha dicho que la evangelización de ese continente debe hacerse persona a persona, a partir del testimonio personal, encarnado en su propia cultura. A continuación presentamos un testimonio escrito por un joven de Taiwán, sobre cómo Internet puede ayudar a la evangelización en dicho continente.
"Me llamo Pedro Tu y la pasada Navidad me bauticé en la catedral católica de Taichung (Taiwán). Aunque sólo ha pasado un año desde que recibí el bautismo ya puedo compartir con ustedes mi experiencia acerca de evangelizar a través de Internet.
Por afición personal y también debido a las necesidades de mi trabajo, tuve mi primer contacto con Internet hace cinco años. Durante todo este tiempo, Internet ha evolucionado muy rápidamente y su uso cada vez es más fácil. Podemos decir que ya forma parte inseparable de la vida cotidiana de la gente de hoy.
Nunca pensé que Internet se pudiera utilizar para la evangelización, pero un día una persona entró en mi "chat" y comenzamos una conversación por ordenador, no sé por qué, pero al cabo de un rato empezamos a hablar de nuestras creencias personales; él me dijo que quería recibir el bautismo pero no sabía qué diferencias había entre el protestantismo y el catolicismo; entonces empecé a explicarle, y comenzó su interés por el catolicismo. Quería conocer más.
Le sugerí que fuera a visitar al sacerdote de una iglesia cercana a su casa. Este amigo vive en GI-An en Palien, y no sabía dónde había una iglesia católica, por eso a través de Internet le conseguí la dirección de la iglesia más cercana. Desde entonces, si coincidíamos algunas veces en Internet, él me explicaba sus ideas y sentimientos; yo, por mi parte, le deseé que pudiera bautizarse lo antes posible.
También tuve otra experiencia por Internet con un amigo de Hong-Kong; con él mantenemos una amistad a través de e-mail desde hace mucho tiempo; y nuestras conversaciones se hicieron más profundas y fecundas cuando supe que él también era católico. Siempre intercambiamos ideas y creencias, incluso intercambiamos las informaciones que hay de la Iglesia católica en ambos lugares, esto nos hace ampliar la visión y fortalecer mucho en la Fe. Fue muy emocionante cuando él vino desde Hong-Kong a mi bautismo en la Navidad del año pasado.
Desde entonces, cuando entro a Internet y la gente muestra interés por la fe, sea cual sea su religión o nacionalidad, hablamos siempre de ello. Todos son mis maestros y mis amigos para aprender, y también procuro que más personas tengan la oportunidad de conocer nuestra Iglesia.
Internet es un instrumento muy práctico que nos da la posibilidad de evangelizar desde casa a todo el mundo. Todos nosotros podemos utilizar este instrumento en nuestra vida cotidiana, en cualquier momento y de cualquier forma, para dar la Buena Nueva, y transmitir la paz y la alegría de nuestra fe. Nuestro mensaje, por medio de Internet alcanzará a más gente, y más "ovejas perdidas" podrán conocer a Dios Padre y regresar junto a Él".
Pedro Tu (Traducción del chino: Cristina Wu)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

PADRE MONTI

Corría el siglo XIX y el agnosticismo cundía entre las gentes. Fue entonces cuando el Espíritu Santo inspiró a varios hombres y mujeres excepcionales, enriquecidos con el carisma de la “asistencia” y de la “acogida”, para que el amor al prójimo convenciese al hombre escéptico y positivista a creer en Dios-amor.
El Padre Luigi Monti, beato de la caridad, pasó a engrosar las filas de fieles sumidos en el Espíritu Santo. Dio fe del amor al prójimo bajo la insignia de la Inmaculada: la Mujer que nó conoció el pecado, símbolo de la liberación de todos los males.
Luigi Monti, religioso laico, a quien sus discípulos veneraban llamándole “padre” debido a su irrebatible paternidad espiritual, nació en Bovisio, el 24 de julio de 1825, el octavo de una familia con once hijos. Huérfano de padre a los 12 años, se hizo carpintero para ayudar a su madre y a sus hermanos pequeños. Joven apasionado, reunió en su taller a muchos artesanos de su edad así como a campesinos para dar vida a un oratorio vespertino. El grupo se denominó la Compañía del
Sagrado Corazón de Jesús, pero el pueblo de Bovisio no tardó en apodarlo “La Compañía de los Hermanos”.
Dicha compañía se caracterizaba por la austeridad de vida, la dedicación al enfermo y al pobre, por el tesón para evangelizar a los que se hallaban alejados del camino. Luigi capitaneaba el grupo. En 1846, a los 21 años de edad, se consagró a Dios y emitió votos de castidad y obediencia en manos de su padre espiritual. Fue un fiel laico consagrado a la Iglesia de Dios, sin convento y sin hábito.


Fotos

NOTICIAS